El otro día mi jefe me preguntó si era feliz
-"chica lo tienes todo..."
-Si soy "muy feliz"
"Veronika es guapa, cuenta con un buen trabajo y no le faltan pretendientes. Su vida transcurre sin demasiados sobresaltos, sin grandes alegrías ni grandes tristezas.Pero Veronika no es feliz. Por eso , la mañana del 11 de noviembre de 1997, Veronika decide morir."
El día 11 de noviembre de 1997, Veronika decidió que había llegado, por fín, el momento de matarse.
Se acostó.
De la mesita de noche sacó cuatro cajas de pastillas para dormir, a cada comprimido que tragaba se sentía más convencida.
Había llegado la hora de tener orgullo de si misma, finalmente había tenido valor y estaba dejando esta vida.
Y estaba haciendo eso tal como siempre lo había soñado, mediante comprimidos que no dejan marcas.
Veronika los había estado buscando durante casi seis meses. Pensando que nunca lograría conseguirlos, había llegado a pensar en la posibilidad de cortarse las venas, a pesar de que terminaría llenando el cuarto de sangre.
Tambien podía tirarse desde uno de los pocos edificios altos de la ciudad pero ¿ y el sufrimiento enorme que tal actitud terminaría causando a sus padres?
Además del impacto de descubrir que su hija había muerto, estarían obligados a identificar un cuerpo desfigurado.
Dejaría marcas indelebles en personas que solo querían su bien.
Terminarían admitiendo la muerte de su hija.
Pero un craneo reventado debe de ser imposible de olvidar.
Veronika sintió un leve mareo que fué creciendo rápidamente.Sabía que era invierno, debían de ser alrededor de las cuatro de la tarde y el sol se estaba poniendo. Sabía que otras personas continuarían viviendo.
En aquel momento un muchacho que pasaba frente a su ventana la miró, sin tener la menor idea de que ella estaba a punto de morir.
El sonrió. Ella contestó la sonrisa:no tenía nada que perder.
El la saludó con la mano, ella decidió fingir que estaba mirando otra cosa.
Desconcertado, el continuó su camino, olvidando para siempre aquel rostro en la ventana.
El estomago, ahora, empezaba a dar vueltas y ella se sentía muy mal.
Pensó que una sobredosis de tranquilizantes le haría dormir inmediatamente.
Pero lo que le sucedía era un extraño zumbido en los oidos y la sensación de vómito.
"si vomito , no moriré"
El ruido en el oído se hacía cada vez más agudo y por primera vez desde que había ingerido las pastillas, Veronika sintió miedo, un miedo terrible ante lo desconocido.
Pero fué rápido. En seguida perdió la conciencia.
Vaya, es triste la situación. Pero hay que olvidar para poder recordar.... y quizás, cuando seas feliz de verdad, esos recuerdos sólo te hagan sentir que "ahora" eres feliz.
Escrito por future a las 10 de Marzo 2004 a las 01:33 AM A veces la vida solo es la espera cadenciosa de la muerte.....
Bsitos