Cuando la copa de los sueños está vacía,
y miles de abejas jugando en la tripas
me roban las noches.
No me dejes sólo,
que ahora soy tan pequeño,
y cuando despierto de una pesadilla,
nada cambia, todo sigue igual.
Abrázame, abrázame,
y no me digas nada.
Que esta tristeza no me abandona,
y este miedo duele más.
Abrazáme, abrázame...