Mi mente no ha parado de gritar su nombre en todo el fín de semana.
No he podido descansar y de nuevo la garganta ha empezado a doler
al intentar aguantar las lágrimas.
Me dice que su fin de semana ha sido normal y me enfado.
¿Cómo puede ser normal cuando el mio ha sido una tortura,
si apenas podía respirar, si me asfixiaba por momentos?
En fín, lo pienso mejor y creo que el mio también ha sido normal,
como cada día que no está.