31 de Mayo 2006

EL PALACIO DE LA LUNA

Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería.
Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo. No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror.
Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor.
Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad.

Ponte en su situación. Se enamora de ti, te besa en la boca, lo deja todo para dedicarse a encontrarte. Pero ¿qué has hecho tú por ella? Nada. Absolutamente nada, lo que diferencia a Kitty de otras personas es que ella está dispuesta a aceptarlo.
Imagínate, Fogg. Te salva la vida, pero no le debes nada.
Ella no espera tu gratitud. Ni siquiera tu amistad. Tal vez las desea, pero nunca te las pedirá.
Respeta demasiado a los demás como para obligarles a hacer algo en contra de su voluntad.
Es abierta y espontánea, pero al mismo tiempo se moriría antes que permitir que tú tuvieras la sensación de que se te impone. Ahí es donde interviene la discreción.
Ella ya ha ido bastante lejos, ahora no tiene más elección que mantenerse firme y esperar.

Me había acostumbrado de tal modo a estar solo que no creí que algo semejante pudiera ocurrirme. Me había resignado a cierta clase de vida y luego, por razones totalmente oscuras para mí, aquella preciosa muchacha china había caído ante mí, descendiendo de otro mundo como un ángel. Hubiera sido imposible no enamorarse de ella, imposible no quedar arrebatado por el simple hecho de que estuviera allí.

Kitty era la única persona que era real para mí y su ausencia era tan tangible, tan insoportablemente insistente, que no podía pensar en otra cosa. Cada noche comenzaba con el mismo dolor en mi cuerpo, la misma palpitante, asfixiante necesidad de que ella me tocara de nuevo y, antes de que pudiera darme cuenta de lo que me pasaba, notaba el ataque por debajo de la piel, como si los tejidos que me mantenían entero estuvieran a punto de estallar.
Esto era la privación en su forma más repentina y absoluta. El cuerpo de Kitty era parte de mi cuerpo y, no teniéndolo a mi lado, ya no me sentía yo. Me sentía mutilado.

Escrito por WAL57 a las 31 de Mayo 2006 a las 12:15 AM
Comentarios

sabes? me he vuelto adicta a leer cada cosa q escribes en tu blog porq me siento completamente identificada.... bueno queria q lo supieras.

....p........
.....a.......
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........a....

Escrito por paula a las 1 de Junio 2006 a las 09:19 PM

Mi libro favorito... mi autor favorito... mi párrafo preferido...

¡Quien fuera Kitty Wu!

Escrito por Amaya a las 16 de Junio 2006 a las 12:47 AM
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